Mauricio Macri volvió a respaldar públicamente al gobierno de Javier Milei, aunque con una advertencia directa: tras las elecciones del 26 de octubre, “harán falta reformas reales y compromiso político”. El expresidente mantiene su apoyo, pero también deja claro que no piensa ser un espectador pasivo del rumbo libertario.
Reunión clave en Olivos: Milei, Karina y Francos
Macri y Milei volvieron a encontrarse en Olivos en una reunión de alto voltaje político, de la que también participaron Karina Milei y el jefe de Gabinete, Guillermo Francos. Fue el segundo cara a cara en menos de una semana, y según el propio Macri, el encuentro fue “muy bueno”.
El líder del PRO se mostró confiado en que, una vez superada la contienda electoral, el gobierno encarará “reformas estructurales profundas” para encauzar la economía. Pero su mensaje, aunque amistoso, tuvo sabor a presión: el expresidente quiere resultados concretos y señales de gestión real.
Unidad, pero con condiciones
A través de X (ex Twitter), Macri pidió “unidad entre quienes quieren un cambio de verdad”, y habló de una “agenda concreta” con objetivos medibles. Aunque evitó nombres, el mensaje fue leído como un llamado a la acción para el oficialismo y sus aliados.
“La Argentina tiene un potencial enorme de crecimiento, pero necesita cambios de fondo y voluntad política para llevarlos a cabo”, escribió.
El caso Espert y el mal momento del gobierno
El encuentro se dio en medio del escándalo que golpea a José Luis Espert, acusado de recibir fondos y apoyo logístico de un empresario vinculado al narcotráfico. El tema generó ruido en el oficialismo, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, donde Milei viene de una dura derrota.
Cerca de Macri aseguran que “detesta a Espert” y que el asunto fue inevitable en la charla, aunque desde Casa Rosada insisten en que el expresidente “no influye en decisiones de gobierno”.
Con una economía en crisis, tensiones internas y el frente bonaerense golpeado, Milei busca recomponer apoyos políticos. En ese marco, volver a abrazarse a Macri —aunque sea con reservas— parece parte de una estrategia de supervivencia.
