Mientras miles de trabajadores de la salud copaban las calles en defensa del Hospital Garrahan y del sistema público, el Gobierno eligió confrontar. El ministro de Salud, Mario Lugones, descartó que el conflicto sea por falta de recursos y apuntó directamente contra las gestiones anteriores, a las que acusó de “mala administración” y “curros legales”.
“El problema del Garrahan no es la plata, es la gestión”, lanzó Lugones desde sus redes sociales. “Vinimos a arreglar un sistema que dejaron destruido”, sentenció.
Presupuesto inflado y críticas al kirchnerismo
Lugones salió a defender el presupuesto actual del hospital y aseguró que en los últimos 18 meses el financiamiento creció un 274%, muy por encima de la inflación. En ese marco, arremetió contra el gobierno anterior y el “plan platita” del 2023:
“Los K recortaron el presupuesto 75 puntos por debajo de la inflación. Eso sí es ajustar la salud”, disparó.
Además, remarcó que cada peso debe destinarse a “salud, no privilegios”, y reclamó que los trabajadores sanitarios se enfoquen en lo esencial: “Salvar vidas. El Ministerio garantiza los recursos y las condiciones para que eso sea posible”, sostuvo.
Masiva movilización en defensa del Garrahan
Pese a las declaraciones oficiales, la calle mostró otra cara. Trabajadores del Hospital Garrahan nucleados en ATE, médicos, residentes y jubilados marcharon hacia Plaza de Mayo acompañados por organizaciones sociales y partidos de izquierda.
Reclamaron por salarios dignos, condiciones laborales y más presupuesto para un sistema de salud pública que —según denuncian— está siendo desmantelado.
La tensión entre el discurso de “eficiencia” del Gobierno y los reclamos de los gremios sigue escalando, con el Garrahan convertido en símbolo de una disputa mucho más amplia: la del modelo de salud que se quiere para el país.