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Marolio, el perro “bombero” que engordó de tanto visitar carnicerías y ahora necesita dieta

Marolio es el mimado del Cuartel de Bomberos de General Fernández Oro, en Río Negro. Se trata de un perrito que hace un tiempo eligió ese lugar como su hogar y que, gracias a su simpatía, se ganó el corazón de los vecinos. Pero tiene un problema: está obeso.


Marolio tiene su cama y su frazada en el cuartel. (Foto: gentileza LM Neuquén)

La causa de su sobrepeso no es un misterio. Marolio tiene la costumbre de salir dos veces al día a recorrer el barrio y pasar por carnicerías, panaderías y rotiserías, donde siempre encuentra a alguien dispuesto a darle un bocado. Ese hábito lo convirtió en un personaje conocido, pero también le está jugando en contra a su salud.

Por eso, los bomberos lanzaron un pedido a la comunidad:
“¡No le des de comer a Marolio!”, publicaron en sus redes sociales. Y aclararon: “Él tiene su comida y agua todos los días, pero por su estado de salud necesita una dieta controlada”.

Lejos de querer cortar el vínculo con los vecinos, el cuartel abrió las puertas para quienes quieran compartir un rato con él de otra forma: “Si querés colaborar o hacerlo feliz, te invitamos a sacarlo a pasear. ¡Le encanta caminar y jugar!”.

El bombero más querido

“Sale y picotea de todo lo que le dan, por eso cuando vuelve lleno y panzón no quiere ni mirar el alimento balanceado”, contó entre risas Diego Colantuono, jefe del cuartel. Esa “buena vida” hizo que ahora el perro sufra obesidad y se canse con facilidad.

A pesar de ello, Marolio disfruta de todas las comodidades: su cama con frazada en invierno, el aire acondicionado en verano y el cariño de todos. “Es viejito, pero transmite alegría. Sería una picardía perderlo porque es bueno con todos”, agregó Diego.


(Fotos: gentileza LM Neuquén y Asociación Bomberos Voluntarios General Fernandez Oro)

La relación entre Marolio y los bomberos nació en mayo de 2024, cuando el perro decidió quedarse una noche en el cuartel. Desde entonces no se fue más. “Es muy compañero y carismático, hasta posa para las fotos en capacitaciones o actos. Es lo mejor que nos pasó”, contó el jefe.

Incluso tiene un talento especial: anticipa las salidas de emergencia. “Antes de que suene la sirena, ya está en la puerta llorando, como si supiera que vamos a tener que salir”, reveló Diego con emoción.

Hoy, Marolio ya no es solo una mascota, sino parte de la identidad del cuartel. El desafío ahora es que todos lo ayuden a cuidarse para que pueda seguir acompañando a sus amigos bomberos por muchos años más.

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