Con escaso margen legislativo y crecientes tensiones internas, el Gobierno de Javier Milei pone todas sus fichas en sostener tres vetos presidenciales que se harán efectivos en agosto. Para eso, la Casa Rosada activa negociaciones con gobernadores y legisladores, mientras reconoce que los recursos de gestión se agotan y que ya no quedan grandes cartas por jugar.
“Ya no quedan muchas balas en la recámara”, admite con crudeza un funcionario cercano al Presidente. Expiradas las facultades delegadas, sin capacidad para avanzar en nuevas leyes, el oficialismo se refugia en decretos simples, resoluciones y los pocos DNU que aún tienen margen legal.
En paralelo, se acelera la ofensiva para frenar iniciativas de la oposición como los aumentos presupuestarios para el Hospital Garrahan, las universidades y transferencias extraordinarias a provincias.
Negociaciones cruzadas y pases de factura
El operativo para sostener los vetos recae en tres frentes internos: Karina Milei junto a Martín y “Lule” Menem; Santiago Caputo; y el ministro Guillermo Francos con su segundo, Lisandro Catalán. Aunque todos mantienen diálogo con legisladores y mandatarios provinciales, la coordinación entre ellos es deficiente. “Nos tratan como hijos de padres separados”, se quejó con ironía un gobernador.
Aun así, en el entorno libertario creen que lograrán los votos necesarios, aunque un veto parcial facilitaría el trabajo. Pero Milei no quiere saber nada con ceder: busca mostrarse firme frente al Congreso y su electorado.
El ruido también se siente hacia adentro, especialmente tras el cierre de listas en la provincia de Buenos Aires. El control absoluto que tomó el tridente Karina Milei–Menem–Pareja dejó heridos en sectores aliados como Las Fuerzas del Cielo, que fueron desplazados del armado.
Incertidumbre, mercados y estrategia electoral
En la Casa Rosada reconocen que la tensión legislativa y la interna electoral impactan negativamente en los mercados, sobre todo en el Riesgo País. “Debería estar más bajo”, dicen cerca del Presidente, y atribuyen la volatilidad al clima electoral más que a falencias del programa económico.
En ese contexto, se enfrió la iniciativa anunciada en mayo para liberar los dólares del colchón. Tampoco hay margen para medidas graduales ni relatos diarios: Manuel Adorni, el vocero presidencial, apenas apareció tres veces en 50 días. El foco está puesto en anuncios fuertes, como la reciente decisión de privatizar AySA.
En el plano internacional, el Gobierno se entusiasma con un posible acuerdo arancelario con Estados Unidos si gana Donald Trump. La foto de Milei en el Salón Oval es un objetivo simbólico y estratégico.
El calendario aprieta y las internas no aflojan
El 7 de agosto vencen los plazos para formalizar alianzas y el 17 se cierran las listas de candidatos. En Buenos Aires, el control quedó en manos del núcleo duro presidencial, lo que generó malestar en aliados desplazados. Algunos funcionarios temen que esto derive en un eventual recambio de Gabinete, aunque Milei quiere evitarlo al menos hasta después de las legislativas.
A pesar del ruido interno, en La Libertad Avanza confían en que pueden dar pelea en Buenos Aires y a nivel nacional. Aunque el Presidente no se siente cómodo con la “rosca” política, evalúa mostrarse más en campaña. Este fin de semana podría viajar a Corrientes para apuntalar al libertario Lisandro Almirón.