La escalada militar en Medio Oriente ya tiene efectos concretos en la economía argentina: aumentos en combustibles, presión inflacionaria y una caída de los bonos y acciones locales. Todo, en medio de un escenario internacional dominado por la tensión en el Golfo Pérsico.
Durante el fin de semana, las petroleras privadas Shell, Axion y Puma aplicaron una suba del 5% en nafta y gasoil. La incógnita es qué hará YPF, que por ahora mantiene sus precios, aunque se espera que los ajuste en julio para no quedar desfasada frente a sus competidoras.
La suba en los combustibles es la primera señal local del conflicto. El precio del crudo internacional reaccionó con volatilidad tras los ataques a objetivos iraníes, y aunque luego moderó su suba, la tensión sobre el Estrecho de Ormuz —por donde pasa el 20% del petróleo global— mantiene en vilo a los mercados.
Inflación bajo presión y bonos en caída
El impacto en los precios internos preocupa: según el exsecretario de Energía Daniel Montamat, si el barril supera los USD 100, el traslado a precios en Argentina podría ser significativo, a pesar de que actualmente los valores ya están alineados con el mercado internacional.
Al mismo tiempo, la reacción de los inversores fue negativa: los bonos argentinos retrocedieron 3% y se agudiza la incertidumbre en la Bolsa local. Esto complica aún más los planes del gobierno de Javier Milei, que busca recuperar el acceso al crédito internacional.
Un respiro comercial para el petróleo argentino
No todo es negativo: con un barril a USD 80, el superávit energético podría alcanzar los USD 9.000 millones. Argentina, que hoy exporta más petróleo del que importa y depende menos del GNL, tiene la chance de capitalizar el contexto global para atraer inversiones en Vaca Muerta.
Pero el margen es estrecho: tanto Morgan Stanley como Goldman Sachs advirtieron que si el barril escala hasta los USD 120, el shock sería mucho más duro para economías emergentes como la argentina.
