En sus últimas ocho horas de arresto domiciliario, Federico “Fred” Machado, financista de la campaña presidencial de José Luis Espert en 2019 y acusado de lavado de activos y estafa millonaria, reveló nexos con políticos y empresarios y lanzó una advertencia al Gobierno: “Si hablo, se cae el país”.
La casa en Viedma: un refugio vigilado
La residencia donde Machado cumplía arresto se encuentra a la vera del río Negro, en el kilómetro 20 de la ruta provincial 1. Aunque su fachada es sencilla, la casa funciona como fortaleza: portón abierto, perros callejeros y un joven a cargo de la seguridad. La famosa piscina se asemeja más a una palangana, desinflando la imagen de opulencia que suele asociarse con él.
Primer contacto: la tensión y el pacto
Al abrir la puerta, Machado aparece semiagachado, conteniendo la euforia de los perros. Saluda con una media sonrisa y ojos esquivos. Me pide que no lo traicione, invocando “la vida de mi hijo”. Es astuto, cada frase calculada, cada pausa medida. Durante horas, su relato dibuja un mapa de relaciones políticas y empresariales que atraviesan Argentina.
Revelaciones y acusaciones
Machado dejó su propia versión de hechos y nombres:
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José Luis Espert lo negó.
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Alberto Weretilneck mintió sobre un encuentro provincial.
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Claudio Cicarelli, supuesto testaferro, es “básico” y oportunista.
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Ayudó a comedores y asociaciones de protección animal, pero detrás había dinero y poder.
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Villaverde es “impresentable”.
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La relación con Bullrich y Bada Vázquez aparece envuelta en transferencias millonarias y triangulaciones empresariales.

