En medio de la crisis y mientras miles de trabajadores apenas llegan a fin de mes, los senadores nacionales volverán a tener un aumento millonario en sus dietas. A partir de noviembre, cada legislador de la Cámara alta pasará a cobrar más de $10,2 millones en bruto, gracias a la última actualización paritaria de los empleados del Congreso, a la que sus sueldos están atados.
El mecanismo fue diseñado en abril de 2024, cuando oficialismo y oposición aprobaron en silencio que sus haberes se calcularan en base a 4.000 módulos (2.500 por la dieta, 1.000 por gastos de representación y 500 por desarraigo). El único caso excepcional es el de Alicia Kirchner, que prefirió seguir percibiendo su jubilación.
El “desarraigo”, vale aclarar, lo cobran casi todos: sólo cuatro senadores quedan afuera. Y desde el año pasado, además, los legisladores se sumaron una dieta más al año, a modo de “aguinaldo encubierto”.
La vicepresidenta Victoria Villarruel intentó desmarcarse del tema en junio, firmando una resolución que dejó la decisión en manos de cada senador. Algunos bloques —como parte de La Libertad Avanza, el PRO y la UCR— anunciaron que no aceptarían el aumento, aunque en la práctica la mayoría no renunció a los incrementos. Del lado kirchnerista, casi todos lo cobraron, salvo Fernando Rejal y la propia Alicia Kirchner.
Con los últimos retoques paritarios —incrementos del 1,2% mensual más bonos de $20.000—, el valor del módulo trepará a 2.554 en noviembre. Multiplicado por los 4.000 módulos de la dieta, da como resultado el nuevo sueldo: más de $10,2 millones brutos, sin contar los descuentos de Ganancias.
Mientras tanto, el jefe del gremio APL, Norberto Di Próspero, volvió a ser reelecto sin sobresaltos. Una buena noticia para Villarruel y Martín Menem, que mantienen una relación más que cordial con el histórico sindicalista del Congreso.
