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Trabajadores de Trenes Argentinos denuncian falta de personal y sueldos “de pobreza” tras el descarrilamiento en el Sarmiento

El descarrilamiento de una formación del Ferrocarril Sarmiento en Liniers volvió a encender las alarmas sobre el deterioro del sistema ferroviario argentino. El incidente ocurrió el martes y, aunque el maquinista dio negativo en los testeos de alcohol y drogas, los trabajadores descartaron cualquier error humano: aseguran que fue una falla técnica derivada de problemas estructurales que el Gobierno no soluciona.



Según empleados del sector, la seguridad del servicio “volvió a fallar”, dejando expuestos a los “cientos de miles de pasajeros” que viajan diariamente. Señalan que el mantenimiento no aborda los problemas de fondo y que la situación empeora con la reducción de personal y salarios que describen directamente como “de pobreza”.

Reclamos históricos que vuelven a estallar

El episodio se suma a las advertencias que La Fraternidad —el gremio que encabeza Omar Maturano— realizó meses atrás, cuando decidió reducir la velocidad de los trenes a 30 km/h por el deterioro de las vías. Aquella decisión no fue una medida de fuerza, remarcan, sino una acción estrictamente preventiva.

La Unión Ferroviaria, liderada por Rubén Sobrero, también había elevado informes a la SOFSE y a las áreas técnicas sobre el mal estado de las bases de las formaciones, la falta de insumos y herramientas, y la imposibilidad de cumplir estándares como la norma ISO 9001 por la ausencia de repuestos homologados.

Los delegados repiten un diagnóstico que arrastran desde hace años: la convivencia de sistemas de señalamiento de distintas épocas —desde tecnología inglesa de 1930 hasta parches alemanes, japoneses y chinos— genera un combo que compromete la operación cotidiana.

“Esto se podía evitar”: el testimonio de los trabajadores

Cristian Duarte, delegado del Sarmiento, sostuvo que los usuarios “tienen razón en su enojo” y que tanto trabajadores como pasajeros “padecen el mismo mal servicio”. Afirmó que la infraestructura ferroviaria acumula fallas desde hace décadas y que los recortes actuales profundizan el deterioro.

En cuanto al incidente en Liniers, explicó que el cambio de vía involucrado era nuevo, pero estaba conectado a un sistema de señales de 1930: “¿Cómo no va a fallar en algún momento?”. Recordó además que las irregularidades se documentan desde hace más de 12 años y que tragedias como la de Once, en 2012, habían sido advertidas por los trabajadores.

Sobrero coincidió en que el descarrilamiento se debió a un “desperfecto técnico” en una caja del sistema de cambio instalada pocos días antes. “No fue una falla humana”, insistió. Adelantó que ahora deberán revisar todas las cajas para evitar nuevos incidentes.

Para el dirigente, el problema central es la pérdida de personal calificado: “Los trabajadores se están yendo porque los salarios cayeron por debajo de la línea de pobreza. Así es imposible sostener un servicio seguro”.

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